Cada vez que intento levantar mis párpados para despertarme me es imposible dejar los brazos de Morfeo.
Quizás sea una adicción a estar junto a él en un mundo donde nada te puede hacer daño, donde nada tiene por qué ser "real" o verdadero. Donde todo es posible, hasta volar. Una droga de la que no te puedes desintoxicar. Unos brazos a los que añoras cuando estás despierto.
Te deseo, Morfeo. Abrázame.
Llévame a un mundo sin dolor ni sufrimiento.
Abrázame...