— Esta vez ya no podré seguir ayudándote, lo siento
— dijo Myuk mientras salía por la puerta de su, ahora, exnovio.
Habían discutido durante casi una hora porque él no quería irse de ese lujoso apartamento que ya no podía seguir pagando. Ella constantemente le decía que se fuera a vivir a otro más barato ya que si seguía en ese apartamento en el centro de la ciudad, acabaría arruinándose a él y a ella mientras le ayudaba a pagar lo que debía.
Esta vez, Myuk decidió que ya era suficiente y que no aguantaría más que él quisiera más su apartamento del centro que a ella. Tampoco es que perdiera mucho dejándole ya que solo estuvieron saliendo unos meses y, la verdad, ella no estaba totalmente interesada en él y lo de ayudarle a pagar el apartamento era por pura cortesía. Salió con él porque sus amigos insistieron en que aceptara la petición de salir con él. Sus amigos le dijeron que no dejara pasar esta oportunidad con el más guapo de la universidad y que no habría otra oportunidad así en su vida. Pero después de pasar esos meses con él, supo que ella era de las que les gusta estar solas.
Aquella noche regreso a su apartamento para esperar a su nuevo compañero de piso ya que por culpa de su estúpido ex tuvo que buscarse cómo pagar su propio apartamento. Supuestamente, su nuevo compañero llegaría por las once de la noche pero a ella le gustaba ser puntual, y a demás no le gustaría que viera el desorden que había en el salón desde hace unos días. También quería darse una ducha para irse a dormir después de recibirle. No pensaba enseñarle la casa esa misma noche, ya lo haría por la mañana cuando estuviera más despierta, ahora estaba demasiado cansada para todo.