Puedes llamarme Run, M, Mim, Mimi... O Mikki (un nombre que está en mi baúl de los recuerdos). No me considero escritora ni nada por el estilo, tan sólo escribo cosas que se me pasan por la cabeza de vez en cuando y las publico esperando que alguien las lea y si no son leídos aquí las he grabado yo. Me gustaría ser conocida y esas cosas pero prefiero que me encontréis a poner un cartel enorme de dónde está mi madriguera.
Nací un 24 de diciembre, ya no tengo diecisiete inviernos. Y me he dado cuenta de que vivir me está costando algunos órganos.
El 4 de Julio de 2011 decidí emprender el reto de tener otro blog y que siga latiendo con vida. No quiero tener que darle otro soplo de vida a este blog, quiero que este sea inmortal. Pero ya veréis cómo abandono la idea cuando la pereza se apodere de mi ser. Insiste en que me quede horas y horas tumbada en la cama si moverme, os lo juro.
No me gusta la realidad y suelo escribir para deshacerme de ella. La imaginación es mi único escape.
Esto no significa que no me guste la realidad, hay cosas que me conmueven, los humanos somos increíbles y a la vez que crueles.
Escribo mejor cuando estoy triste.
Soy más de gatos, por cierto. Esas criaturas no pueden ser de este mundo.
No creo en las musas ni en la inspiración, pero utilizo esas palabras porque no consigo otra palabra para llamar a ese impulso que aparece de repente y te llena de energía para hacer una cosa: escribir (o dibujar, como en la mayoría de mis casos).
Habréis viajado muchas veces seguramente. Yo, en cambio, sólo he viajado una vez que yo recuerde y los guardo en los momentos que se pueden contar con los dedos de una mano.
No se me da bien escribir, por lo visto. Pero vosotros ya habréis leído las atrocidades que he escrito (he tenido que corregir faltas de sentido, que no de ortografía).
Dibujo y pinto cosas, pero no tengo técnica alguna así que me lo invento todo. Tengo la suerte de que se me da bien improvisar (sólo a veces).
Gracias por visitarme, leerme, y sea lo que sea que hagas en este bosque.