Porque los "para siempre" no existen

¿Qué pasará cuanto todo acabe? ¿Qué pasará cuando ya no lo tenga a mi lado? He estado pensando tanto tiempo que ni sé si sigo viva o si tan sólo soy la sombra de lo que fui alguna vez. Ya no siento mi corazón, no noto más mi aliento. Creo que ya todo se ha desvanecido. Ya no hay nadie en quien confiar. Nadie en la que poder apoyarme.

Eso fue lo que sentí cuando te fuiste lejos de mí. No te despediste; no hubo ninguna nota en la nevera.
Ahora, aunque hayan pasado años, te vuelvo a escribir. Mi manera de pensar ha cambiado y superé lo que creía imposible. Recuerdo que hubo momentos en los que escribir me calmaba, pero todo se fue contigo. Mi mundo se derrumbó y me sumí en el dolor, alejándome de los que realmente me amaban.
Días después de tu traición recogí los trozos rotos de mi alma y mi mundo, con las fuerzas que me quedaban reconstruí con ladrillos lo que había sido derrumbado e hice un muro tan resistente alrededor de mi corazón que dejé de ser la misma; las sonrisas que te dedicaba desaparecieron se esfumaron al igual que mis sentimientos.

Fuiste la traición que nunca esperé; el puñal con veneno que nunca esperé sentir en mi espalda. Te maldije por ello pero, sin embargo, ahora te lo agradezco.

Aunque el muro sea tan alto y nadie haya pasado a través de él, hubo alguien; aunque más bien fue su mirada. Fue como una bala dispuesta a atravesar mi corazón, una bala con un propósito concreto. Pero nunca llegó a su destino, tan sólo se incrustó en mi muro y poco a poco creó una brecha tan grande que ya no podía sostenerlo. El muro cayó por su propio peso.
Me encontré desnuda ante el mundo, el muro para protegerme se había derrumbado y ya no tenía fuerzas para reconstruirlo.
Tenía miedo. Mucho miedo. Miedo del dolor, del sufrimiento.

Entonces él me encontró.

Me prometió que nunca me traicionaría, que daría su vida por la mía, que mi corazón no volvería a ser despedazado. Pero todos sabíamos que eran promesas fugaces, y que prometernos el infinito sería estúpido. Porque los para siempre no existen. Así que le prometí algo que realmente pudiéramos cumplir y era que cuando llegue el momento de separarnos, nos despediremos como amigos, para así irnos en paz.

Esta vez voy a ser yo la que lo deje en este mundo, voy a ser yo la que lo "traicione". Prometimos despedirnos como amigos, y dar nuestras vidas por el otro... Sin embargo, mi cuerpo ya está llegado a su límite y él no puede hacer nada.
Aunque mi cuerpo esté muriendo, me siento más viva que nunca. El mundo que vemos todos se ha convertido ante mis ojos en algo mucho más maravilloso de lo que creía. Si tan sólo nos diéramos cuenta de ello antes de desvanecernos...

Te escribo para que sepas que ya todo está olvidado.
Gracias, amigo mío, gracias.



P.D.: Siento no haber actualizado en días, me olvidé totalmente que tenía blogs.
Gracias por leerme C:
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