No es amor, solo el espejismo que se esconde tras la mentira.
Son aquellas que nos cuentan nuestros padres mientras crecemos para llevar a un fin que ellos han elegido.
Son aquellas que hacen que te sientas mal (o bien) cuando las dices.
Son aquellas que, a veces, sea todo más fácil.
Son aquellas que cuando te descubren ya no hay vuelta atrás y tienes que seguir diciéndolas.
Son aquellas que tanto odio porque hace que las verdades nunca salgan a la luz.
Odio a las personas que mienten.
Odio a mí misma, por mentir.
Y por no sentir casi nada al decirlas.
Odio a todo.